Ser diseñador es una profesión apasionante, pero también desafiante, sobre todo cuando se trata de lidiar con ciertos tipos de clientes. Algunos son un sueño hecho realidad, mientras que otros pueden convertirse en una verdadera pesadilla. Si eres diseñador gráfico, web o industrial, seguro te has topado con al menos uno de estos personajes.
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Este cliente suele menospreciar el trabajo del diseñador porque cree que diseñar es “fácil”. Siempre compara tu trabajo con el de su primo, sobrino o amigo que “sabe usar Photoshop” o, peor aún, Paint. No entiende el valor del diseño profesional y, por lo general, busca precios absurdamente bajos.
Consejo: Explícale la importancia del diseño de calidad y la diferencia entre un diseño amateur y uno profesional.
Este tipo de cliente no tiene una idea clara de lo que quiere, pero sí sabe que te hará cambiar la propuesta una y otra vez. Te pide “algo moderno”, “que llame la atención” o “que se vea bien”, pero sin dar directrices concretas.
Consejo: Antes de empezar, haz preguntas clave para definir bien el proyecto. Un brief detallado puede ayudarte a reducir los cambios innecesarios.
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Este cliente cree que el diseño es algo que se hace en cinco minutos y, por lo tanto, no está dispuesto a pagar lo que realmente vale tu trabajo. Suele decir frases como “es un logo simple, no puede costar tanto” o “sólo es cambiar un color”.
Consejo: Establece tarifas claras y explica el tiempo y esfuerzo que requiere un diseño bien hecho.
Este cliente cree que sabe más de diseño que tú. Quiere decidir colores, tipografías, composición y cada detalle del diseño, sin tener conocimientos reales en la materia. Al final, terminas siendo un ejecutor de sus ideas, en lugar de un creador.
Consejo: Justifica tus decisiones con fundamentos técnicos y explícale cómo afectan la efectividad del diseño.
Este es el cliente que desaparece en momentos clave. Tarda semanas en responder correos, no envía el material necesario a tiempo y, cuando reaparece, lo hace con urgencias de última hora.
Consejo: Desde el inicio, establece tiempos de respuesta y deja claro que los retrasos pueden afectar la entrega del proyecto.
Es el cliente que siempre intenta negociar el precio. Dice frases como “te daré más trabajo en el futuro” o “te ayudará a darte a conocer” para justificar el pago bajo.
Consejo: No rebajes tu trabajo. Un buen diseño tiene su precio y debes hacerlo valer.
Este cliente cree que su proyecto es lo más importante y necesita todo para ayer. No comprende los tiempos del diseño y espera resultados inmediatos sin importar la complejidad.
Consejo: Establece plazos realistas y cobra extra por trabajos urgentes.
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Lidiar con estos tipos de clientes es parte del desafío de ser diseñador. Lo importante es aprender a manejarlos con profesionalismo, establecer límites y valorar tu trabajo. Recuerda que decir “no” también es una opción cuando el cliente no respeta tu tiempo y esfuerzo.
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