Ser mercadólogo implica creatividad, empatía, análisis y una pasión por conectar con las personas. Y muchas veces, la primera persona que nos enseñó estas habilidades fue nuestra mamá. En este Día de las Madres, desde el blog Nosotros los Mercadólogos, queremos rendir un homenaje muy especial: una carta abierta a esas mujeres que, sin saberlo, sembraron en nosotros las bases del marketing moderno.

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Carta a la mamá de un mercadólogo

Querida mamá:

Hoy quiero escribirte no solo como tu hijo o hija, sino como el profesional del marketing que soy gracias, en gran parte, a ti.

Desde que tengo memoria, me mostraste cómo entender las emociones de los demás. Me enseñaste a leer entre líneas, a observar más allá de lo evidente, a identificar lo que alguien necesitaba incluso antes de que lo dijera. No lo sabías, pero me enseñabas investigación de mercado cualitativa desde la cocina, desde el coche, desde cada conversación.

Cuando organizabas nuestras fiestas de cumpleaños, cuidando hasta el último detalle, fuiste mi primera lección de branding. Usabas colores, temáticas, menús personalizados y hasta playlists. Todo tenía coherencia. Todo contaba una historia. Así aprendí que las marcas fuertes se construyen con amor, constancia y una visión clara.

Cuando me impulsaste a presentar frente a la clase, aunque me temblaran las piernas, me regalaste una de las herramientas más poderosas del marketing: la capacidad de comunicarme con impacto. Fuiste mi primera coach en pitching. Con cada frase de “tú puedes”, “hazlo con pasión” o “no te escondas”, me hiciste creer que mi voz podía transformar percepciones y conectar con audiencias.

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Gracias también por enseñarme la importancia del cliente interno: por recordarme que ser amable con el equipo, escuchar a mis colegas y respetar al que piensa diferente es clave para que una campaña funcione. Tu forma de tratar a las personas me enseñó más de relaciones públicas que cualquier manual.

Y aunque nunca tomaste un curso de marketing digital, fuiste pionera en marketing de contenidos: tus consejos, tus historias, tus regaños disfrazados de metáforas. Todo tenía un mensaje, todo se quedaba grabado.

Gracias por ser mi ejemplo de resiliencia, planeación y empatía. Por mostrarme que detrás de cada decisión, hay datos; detrás de cada emoción, hay un insight; y detrás de cada logro, hay estrategia.

Mamá, eres parte de cada campaña

Hoy que trabajo como mercadólogo, en cada brief, en cada idea que intento vender, hay una parte de ti. No hay storytelling sin historias de mamá. No hay estrategia sin tus enseñanzas. No hay innovación sin el ingenio que heredé de ti.

Gracias por entender cuando mi jornada se alarga más de lo planeado, por celebrar cada logro, aunque no siempre entiendas qué es un KPI o por qué me emociona tanto una métrica. Gracias por ser mi fan número uno.

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En este Día de las Madres, esta carta no es solo para mi mamá, sino para todas las madres de mercadólogos que nos formaron desde el ejemplo, la constancia y el amor.

Porque detrás de cada gran profesional, hay una mamá que lo inspiró a pensar diferente, a soñar en grande y a saber que, con estrategia, todo es posible.

¡Feliz Día de las Madres!
Gracias por ser la mejor campaña de amor jamás creada.

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