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Principales malas prácticas para cobrarle a un cliente

Cobrar por un proyecto creativo puede ser una de las partes más incómodas y desafiantes del trabajo de un diseñador. Muchos diseñadores, sobre todo los que inician su carrera, enfrentan dificultades al establecer precios, comunicarlos o incluso justificarlos. Sin embargo, existen malas prácticas recurrentes que pueden afectar tanto tu reputación como tu estabilidad financiera. En este artículo te contamos las principales malas prácticas para cobrarle a un cliente y cómo evitarlas.

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1. No tener un contrato

Una de las peores decisiones que puedes tomar como diseñador es comenzar a trabajar sin un contrato claro. Muchos clientes pueden parecer confiables al inicio, pero sin un acuerdo por escrito, no tienes ninguna protección legal. El contrato debe incluir: alcance del proyecto, tiempos de entrega, número de revisiones, forma de pago y penalizaciones por cancelación.

Evítalo: Usa contratos aunque sea un proyecto pequeño. Puedes apoyarte en plantillas legales disponibles en línea o trabajar con herramientas como Bonsai, Indy o HelloBonsai.

2. No pedir anticipo

Esperar hasta el final del proyecto para cobrar puede llevarte a problemas graves, desde retrasos hasta impagos. Es una práctica común y recomendable solicitar al menos un 50% de anticipo antes de comenzar.

Evítalo: Establece desde el principio tu política de pagos. Un esquema típico puede ser: 50% al inicio, 25% en el primer avance, y 25% al entregar los archivos finales.

3. Cobrar por hora sin justificación clara

Cobrar por hora puede parecer justo, pero si no lo comunicas bien o no sabes justificar el tiempo trabajado, puede generar desconfianza. Además, muchos clientes prefieren conocer el costo total del proyecto desde el inicio.

Evítalo: Si decides cobrar por hora, explica qué incluye ese tiempo: investigación, diseño, correcciones, etc. Usa herramientas como Toggl o Harvest para registrar tu trabajo y compartir reportes si es necesario.

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4. No valorar tu trabajo adecuadamente

Muchos diseñadores cobran precios bajos por miedo a perder al cliente, lo cual no solo devalúa tu trabajo, sino que también afecta al gremio. Recordemos que el diseño no es solo estética, también es estrategia y solución de problemas.

Evítalo: Investiga precios en tu país o región, evalúa tu experiencia, y considera el valor que estás entregando. Cobrar lo justo no solo es tu derecho, también es un filtro para atraer a los clientes correctos.

5. No establecer fechas de pago

Dejar el tema de los pagos “al final del proyecto” sin definir una fecha concreta puede llevar a que el cliente se retrase o incluso desaparezca. Establecer fechas específicas es una práctica profesional y necesaria.

Evítalo: Define en tu contrato o cotización fechas límite claras para cada pago. Puedes usar recordatorios automáticos o enviar correos corteses antes del vencimiento.

6. Entregar todo sin haber recibido el pago final

Una práctica que sigue ocurriendo con frecuencia es entregar todos los archivos finales (editables, originales o imprimibles) antes de haber recibido el último pago. Esto te deja sin poder de negociación.

Evítalo: Entrega únicamente archivos en baja resolución o con marca de agua hasta recibir el pago completo. Una vez confirmado, entonces libera los archivos finales.

7. No dejar registro de las conversaciones

Acuerdos por teléfono o por mensajes sin respaldo pueden volverse un problema si el cliente malinterpreta lo hablado o decide cambiar condiciones.

Evítalo: Siempre confirma acuerdos importantes por correo electrónico o con mensajes que puedan ser rastreados. Esto te dará respaldo en caso de malentendidos.

8. No cobrar por cambios extra o fuera del alcance

Aceptar sin costo cambios adicionales o que no estaban contemplados en el alcance inicial es una trampa común. Esto desgasta tiempo, recursos y puede afectar otros proyectos.

Evítalo: Deja muy claro en tu contrato cuántas rondas de cambios incluye tu cotización y cuánto costará cualquier modificación extra.

Ya para terminar: Lo que le aprendí a papá para ser mejor Diseñador

Cobrar por tu trabajo como diseñador no debería ser un tabú ni una lucha constante. La clave está en la comunicación clara, la organización financiera y el respeto por tu tiempo y talento. Evitar estas malas prácticas para cobrarle a un cliente te permitirá trabajar de forma más profesional, proteger tu esfuerzo y construir relaciones más sanas con tus clientes.

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César Méndez

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