Cuando entre a la agencia mi primer trabajo fue realizar un logotipo para un restaurante, empecé a buscar cualquier referencia que me pudiera ayudar a bocetar, tenía ganas de presentar buenas propuestas para dar una buena impresión, en menos de 2 horas ya tenía mi mesa de trabajo lleno de propuestas algunas mejores que otras, de haber sabido lo que pasaría aquel día hubiera trabajado con el zoom al 100%, atrás de mí estaba mi coordinador quien inmediatamente gritó: Jacoboooo!!!! Instantes después llegó nuestro jefe, yo me encontraba asustadísimo no sabía que había hecho mal, mi corazón se detuvo por un momento hasta que mi coordinador expresó ¿Qué tal?¿Cómo lo vez?

Ambos estaban sorprendidos de la cantidad de propuestas que tenía en tan poco tiempo y lo mejor de todo es que las propuestas les parecían muy buenas, me miraban como si hubieran encontrado una mina de oro, desde ese día todos los trabajos urgentes eran enviados a mi correo, me enviaban trabajos a las 5 de la tarde cuando salía a las 6, diseños para trabajar “pensar” los fines de semana, incluso me ponían a diseñar teniendo al cliente a un lado, al principio me sentía alagado y parte importante en la Agencia, después de algunos meses fui perdiendo el encanto mientras 1 de mis otros 6 compañeros diseñadores, trabajaba en el diseño de 1 flyer, a mi me dejaban el diseño de 2 logotipos, dejar bonita una presentación en power point de más de 50 páginas y el diseño de una lona “facilita” con el pretexto de que a los clientes les gustaba el “estilo” que manejaba, por mi mente pasaba más cumplir un año de experiencia que la injusticia que veía en mi trabajo.

Pasaron varios meses y aguante ese ritmo de trabajo, las salidas tarde de la oficina, llevarme trabajo a casa, empezó a volverse normal, me sentía mal si salía a mi hora, cuando al fin cumplí un año en la Agencia, sentí que por fin las cosas cambiarían ya tenía la experiencia, el trabajar en varios y distintos proyectos me ayudaron a dominar más los programas pero sobretodo a pensar diferente en cada diseño, mantener una buena calidad y la competencia entre mis compañeros y amigos diseñadores me servía para mejorar y perfeccionar mis ideas, estaba emocionado por que no me importaba llevar el mismo ritmo de trabajo, podía pedir un aumento, por fin mi sueldo cambiaría y ganaría lo justo por mi trabajo, espero algunas semanas para abordar a mi jefe, e incluso escogí el día con base en un artículo que leí era el ideal para pedir un aumento, mi jefe estaba preparado para cualquiera de los 2 escenarios en los que un empleado te pide una reunión, un aumento o su renuncia, empece hablando de lo agradecido que estaba con la empresa y que me gustaría seguir formándome y creciendo junto con ella, de mis logros y los comentarios de los clientes con mi trabajo, estaba seguro que me lo darían pero…

¡Oh, sorpresa! mi jefe me dijo que estaban pasando por una situación complicada y que no había presupuesto para un aumento para nadie, que continuará trabajando duro para ser considerado, agradecí su tiempo y me retiré, salí muy desilusionado aquel día de la agencia las ideas, la creatividad y el entusiasmo se habían ido, poco a poco con la idea de continuar viendo a mis amigos seguí trabajando y recuperar mi motivación.

Un viernes saliendo del trabajo salimos a comer mis amigos y compañeros de la agencia y yo, todo era risas y diversión, anécdota tras anécdota y me sentí afortunado de conocer a esas personas tan talentosas e increíbles, al final de la noche uno de mis compañeros de trabajo que tenía menos tiempo que yo en la empresa, el mismo que diseñaba un flyer mientras tenía mi lista de pendientes, mencionó que le habían aumentado su sueldo hace unas semanas, el silencio se apoderó de mi, no fui el mismo durante la reunión, me fui a mi casa pensando en todas las palabras de mi jefe, de las noches sin dormir por llevarme trabajo a casa, de las horas extra sin pagar, de la carga de trabajo, de todas las cosas injustas ante las cuales me había puesto una venda en los ojos, no dure mucho tiempo en la agencia después de aquel día, seguí preparándome con cursos y talleres, mejoré mi portafolio y busqué nuevamente trabajo, a la par con la experiencia que había tenido trabaje en los proyectos de mi familia y amigos.

Llevó 2 años trabajando en una nueva empresa y aunque a veces extraño trabajar con mis viejos amigos de la agencia, nos reunimos muy seguido para platicar de nuestras vidas y recordar las divertidas historias que compartimos, estoy consciente de que las cosas pueden cambiar de la noche a la mañana y que debo seguir preparándome todos los días, reaccionar de la mejor manera ante los cambios y no tener una sola fuente de ingresos, me siento motivado de hacer más cosas y experimentar en otras áreas del diseño, estoy aprendiendo SEO y marketing digital y continuo con mi lucha personal y mis sueños como Diseñador Gráfico.