En el mundo del diseño, todo proyecto comienza con un brief creativo. Este documento debería ser una guía clara que marque el camino hacia el objetivo del cliente. Sin embargo, no siempre es así. Muchos diseñadores se enfrentan a briefs mal redactados, incompletos o incluso contradictorios, lo que convierte el proceso en un verdadero reto. En este artículo exploraremos los peores briefs que un diseñador puede recibir, por qué ocurren y cómo enfrentarlos.
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Un brief de diseño es un documento donde el cliente explica qué necesita, cuáles son sus objetivos, a qué público quiere llegar y qué expectativas tiene con el proyecto. Es la base para que el diseñador pueda generar una propuesta creativa alineada con esas metas.
Cuando un brief está bien estructurado, el flujo de trabajo es ágil y eficiente. Pero si está mal planteado, se convierte en el primer obstáculo de la colaboración.
Aunque cada diseñador puede tener anécdotas únicas, existen ciertos briefs que son universalmente temidos. Estos son algunos de los más comunes:
El clásico “hazme algo creativo, tú sabes lo que quiero” es uno de los mayores dolores de cabeza para los diseñadores. Sin información concreta, el proyecto se convierte en un juego de adivinanzas donde lo más probable es que el cliente nunca quede satisfecho.
Otro de los peores escenarios es cuando el cliente pide dos cosas opuestas: “quiero algo minimalista pero que llame mucho la atención” o “quiero que sea muy sobrio, pero que tenga muchos colores vivos”. Este tipo de briefs generan confusión y terminan alargando los tiempos de entrega.
“Necesito un logo moderno” o “quiero que mi página web sea innovadora” son ejemplos de briefs demasiado generales. La falta de especificidad impide al diseñador entender lo que realmente busca el cliente y obliga a múltiples rondas de cambios.
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Aunque lo opuesto también es un problema. Algunos clientes entregan documentos interminables con detalles irrelevantes: desde la historia completa de la empresa hasta referencias que no tienen relación con el objetivo. El exceso de datos puede distraer al diseñador de lo realmente importante.
Un proyecto sin metas definidas es como navegar sin brújula. Si el cliente no sabe qué espera lograr con el diseño, el resultado será un producto estético, pero carente de estrategia y propósito.
Recibir un mal brief no solo afecta la creatividad, también repercute en factores clave como:
Aunque un mal brief puede complicar el trabajo, existen estrategias para enfrentarlo:
De esta manera, el diseñador transforma un mal brief en una guía más funcional.
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Los peores briefs que un diseñador puede recibir son aquellos que carecen de claridad, coherencia u objetivos. Aunque representan un desafío, también son una oportunidad para que el diseñador demuestre su capacidad de comunicación y gestión con el cliente.
En definitiva, un buen brief es la base de un proyecto exitoso. Por eso, invertir tiempo en definirlo correctamente es tan importante como la ejecución misma del diseño.
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